Saturday 23 October 2010

Tomado de 'Todas las piedras' de Alejandro Jodorowsky

Durante mucho tiempo me fascinaron los Haiku japoneses, tres versos de cinco, siete y cinco sílabas. Principalmente Basho (1644-1694) con su
Furo-ike ya
kavazu tobi-komu
mizu-no-oto

Charco estancado
Veloz salta la rana
Ruido del agua.

Esta vasta extensión de aguas quietas, al parecer muertas, de pronto, por la inmersión brusca de un pequeño animal, cobra vida, aunque sea unos segundos. ¿Cómo no sentir la eternidad del universo, al parecer indiferente? ¿Cómo no identificarse con ese batracio que se lanza hacia tan inmensa realidad? ¿Cómo no ser reconfortado por la idea de que nuestra efímera presencia produce una conmoción que repercute hasta los confines del misterio?

Despuès de Basho, fue Buson (1716-1783)
Del viejo sauce
reflorecen las ramas
cuando huye el ladrón.

El árbol, despojado de sus flores, produce otras. Sabio, compartiendo, se enriquece. En verdad, lo único que poseemos es lo que somos. Nos pueden robar las obras, pero no el alma que las crea.

Tambièn Issa (1763-1826) me fascinó:
Moscas no lloren
asimismo los astros
son transitorios

En esta realidad donde el espectador y el espectáculo se van inexorablemente esfumando, es inútil lamentarse por el paso del tiempo. ¿Què diferencia puede haber entre un insecto que muere y un sol que tambièn muere? Con este poema, Issa trató de consolarse por el fallecimiento de su esposa.

Los Haiku, en un mínimo de palabras, encierran un inmenso contenido.

Entre los numerosos temas de este gènero de poesía destacan cinco: primavera, verano, otoño, invierno y año nuevo. Durante varias generaciones, los poetas japoneses se encerraron no sólo en una implacable mètrica, 5-7-5, sino tambièn en una estrecha relación con el paisaje y la vida cotidiana.

Quise ir hacia otra dimensión, me atrevo a llamarla metafísica, liberándome primero de contar las sílabas, para que las palabras se acortaran o alargaran cuanto quisieran. Y, segundo, permitiendo que mi poesía se abriera para dejar entrar en su misterioso seno a la filosofía. (...) Abatí los límites entre poemas y aforismos, para hacerlos progresivamente más compactos, hasta alcanzar la consistencia de un pedrusco.

Durante quinientos días, cada mañana, busquè escribir, con el mínimo de palabras, un sentimiento o un pensamiento que me ayudara a soportar mejor los embates de ese sueño implacable que llamamos realidad.
Sin estas exiguas líneas brillando sobre las tinieblas, no habría podido continuar viviendo.
De piedra en piedra, me fui forjando un camino en el pantano.
A.J.

Y yo publico ahora aquí algunos de estos pedruscos; para mi, para nadie, para todos.

9.
Cada palabra
es un dios
cuando enmudezco

17.
Vida tras vida
avanzo hacia el origen
Mi patria son mis zapatos

86.
Son estrellas
las palabras
que nadie pronuncia

143.
Oh el perfume
de la hierba!
¿Para què
pedirle flores?

172.
Voy
de mi silencio
a tu huracán
de ruiseñores

185.
Piensas una cosa
deseas otra
amas otra
haces otra cosa

190.
Un  viejo pasa junto a una escuela
donde canta un coro de niños
Un niño pasa junto a una escuela
donde canta un coro de viejos

236.
Lo que soy
aunque no lo quiera
lo serè siempre

237.
Lo que no soy
aunque lo quiera
nunca podrè serlo

257.
Ser el instante
no vivir en èl

262.
Un arpa mi cabeza
cuando el viento
agita sus cabellos

292.
La cruz del sacrificio
es tambièn el signo más

500.
Cuando soy lo que soy
aparece Dios en mi
No hay nada que me angustie más que un escarabajo boca arriba
tratando de enderezarse
y el pensamiento que nadie ni nada llegarán a tiempo para ayudarle a recobrar el suelo.
El pensamiento que en este instante muchos escarabajos morirán en el intento
cuando tan sólo bastaba que el cielo fuese un poco más verdadero para sostenerse
para aferrarse
para insistir.

La fragilidad de la vida es un absurdo.





















(foto de Emily Thorson)

Thursday 14 October 2010

Oda a una estrella

 Pablo Neruda

ASOMANDO a la noche
en la terraza de un rascacielos altísimo y amargo
pude tocar la bóveda nocturna
y en un acto de amor extraordinario
me apoderé de una celeste estrella.

Negra estaba la noche
y yo me deslizaba
por la calle
con la estrella robada en el bolsillo.

De cristal tembloroso parecía
y era
de pronto
como si Ilevara
un paquete de hielo
o una espada de arcángel en el cinto.

La guardé temeroso
debajo de la cama
para que no la descubriera nadie,
pero su luz
atravesó primero
la lana del colchón,
luego las tejas,
el techo de mi casa.

Incómodos
se hicieron
para mí
los más privados menesteres.
Siempre con esa luz
de astral acetileno
que palpitaba como si quisiera
regresar a la noche, yo no podía
preocuparme de todos
mis deberes y así fue que olvidé pagar mis cuentas
y me quedé sin pan ni provisiones.

Mientras tanto, en la calle,
se amotinaban
transeúntes, mundanos
vendedores atraídos sin duda
por el fulgor insólito
que veían salir de mi ventana.

Entonces
recogí
otra vez mi estrella,
con cuidado la envolví en mi pañuelo
y enmascarado
entre la muchedumbre pude pasar sin ser reconocido.
Me dirigí al oeste,
al río Verde,
que allí bajo los sauces
es sereno.

Tomé la estrella de la noche fría
y suavemente
la eché sobre las aguas.

Y no me sorprendió
que se alejara
como un pez insoluble
moviendo
en la noche del río
su cuerpo de diamante

Friday 8 October 2010

La paleta alucinada


Marianne North vivió en la Londres victoriana entre 1830 y 1890.  Fue una mujer que decidió hacer con su vida lo que realmente quería, pintar. Pintar y viajar. Trató de viajar cuanto más pudo para ver el mundo y abrazar la mayor cantidad de especímenes botánicos que lo poblaban entonces. Y a diferencia de otros antecesores o contemporáneos, ella no desarraigaba plantas o flores para llevárselos a casa, ella con su paleta los capturaba poniéndolos en papel. No dibujaba la flor o el árbol o la fruta aisladamente, dibujaba todo el ecosistema, observaba atentamente todo lo que estaba alrededor, con una precisión alucinada, como una fotografía. Y teniendo en cuenta justamente que la fotografía a color no existía entonces, su legado es valiosísimo también por esto, porque pudo recrear los rojos, los azules, los amarillos de especies que los británicos jamás habían visto en su vida.
El hecho que utilizara óleo en su obra y no acuarela también fue un gran acierto. La humedad del clima de la mayoría de los lugares donde pintó, habría sido desastrosa sobre pigmentos a base de agua, no así en el óleo, que logró preservarse en el papel brillante y perfecto a lo largo de las décadas.
Marianne tenía 40 años cuando comenzó a viajar. Su primer destino fue Norteamérica, de allí Jamaica, Brazil, Tenerife, Borneo, Japón, Singapore, Sri Lanka, India, Sur Africa. Bajo sugerencia de Darwin, se embarcó hacia Australia, Nueva Zelanda y Tazmania. Viajaba casi siempre sola, porque ella misma se definía 'un pájaro silvestre amante de la libertad'.
Os la imagináis sola tratando de comunicar con algún campesino japonés en 1875? Con sus baúles de madera llenos de pinceles y olorosos a aceite, en alguna maltrecha carreta, atravesando selvas en Borneo, o en Sri Lanka, con esas faldas largas, y zapatillas de señorita inglesa? Es alucinante.


 La galería que lleva su nombre en Kew Gardens (en la foto), financiada por ella y comisionada al arquitecto James Fergusson, se terminó de construir en 1882. Contiene 832 de sus pinturas. Muchas de las especies que pintó ya no existen.

Hansel y Gretel

.
Si Ud. pasa indiferente ante una rebanada de pan que descansa a las tres de la tarde sobre el cristal de un coche, Ud. ha perdido el asombro y la curiosidad por la vida. Ud. va demasiado deprisa. Los pensamientos que Ud. cree serios e importantes, le están robando el tiempo para las preguntas inútiles, que son valiosísimas para entender el funcionamiento de la realidad.




Así como el pan, dos patatas lisboetas esperan al borde de una ventana, un domingo por la tarde. Han sido olvidadas? Alguien planeaba hacer una tortilla con ellas hasta que sonó el timbre y entonces toda la historia cambió? Cayeron de alguna bolsa de la compra y fueron recogidas, y algún anónimo artista quiso componer con ellas una naturaleza muerta surrealista?
Nunca lo sabremos. La historia es la nuestra.

Thursday 7 October 2010

Los bancos, las sillas y otras peculiaridades del mundo


Bancos silenciosos que meditan en medio de un jardín; bancos que contemplan el Támesis; bancos que esperan en las plazas las horas pico, las  horas de la abundancia; bancos de iglesia, envejecidos por tanto silencio, exasperados por la soledad, ansiosos por Domingos ajetreados; bancos de escuela, agobiados pero cargados de historia, tallados en sus superficies por toda clase de objetos, desde navajitas de boyscout a ganchitos de pelo, desde monedas a tijeras. Bancos que contienen testimonios de amor, bancos que llevan nombres de otros, de los que ya no viven. Bancos que en sí son poesía, porque presencian callados todos los amaneceres y atardeceres del mundo; y que democráticos abrazan a cualquiera que los necesite, sin hacer distinción.


Y el discreto encanto de las sillas? Sillas que sirven de mesa, de mesita de noche, de escritorio, de coffee-table, de silla en sí, claro, para sentarse en ellas; sillas que decoran; sillas que miran desde el balcón, disfrutando el atardecer; sillas que esperan, siempre, la llegada de alguien...
Sillas en los porches de las casas de pueblo, siempre testimonios de la vida toda; sillas pobres y sillas ricas; sillas rotas abandonadas, traicionadas, reemplazadas...


Y también las cosas que nos miran, desde cualquier lugar escondido o visible, nos miran. Una vez que se ha descubierto esa mirada, bien sea sombría o sonriente, no puede nunca más volver a mirarse el objeto inanimado sin ver también ese rostro.
La más grande de las alegrías es saber que no estamos solos en esta percepción, es saber que hay cientos como nosotros, que ven esas mismas miradas desperdigadas por las calles de la ciudad.


Wednesday 6 October 2010

Objetos perdidos



















Así como la protagonista de "In search of a midnight kiss", yo también tengo algunas obsesiones, e historias -inconclusas- de objetos perdidos en la ciudad.
Hoy es un zapato, ayer era un cuaderno, mañana podría ser una silla.
Qué hace realmente un zapato abandonado boca abajo una mañana cualquiera en una calle residencial?
Separado de su par,  en qué se convierte?
A los ojos de casi todos es ya un desecho.
Aún cuando todavía en sí esté íntegro, completo,
y todavía con una dignidad de zapato que podría seguir ejerciendo la función por la cual fue creado, es ahora sólo algo que yace a un lado de la calle, y que eventualmente el barrendero recogerá.
¿Cuántos se preguntan a quién perteneció, y sobretodo, a dónde ha ido a parar su otro par? ¿Cuántos se preguntan cómo ha sucedido que un zapato cerrado y con trenzas, tan bien calzado una vez que el pie le ha dado significado, haya podido salirse del pie a quien pertenecía?
Y su dueño -porque seguramente tuvo un dueño en algún momento, cercano o lejano- recuerda lo sucedido? Recuerda su dueño la hora, el momento en que lo perdió?
Nuestro Tiempo se está convirtiendo en Prisa; y aún aquellos objetos que no han terminado de vivir completamente su vida, se ven reemplazados por otros, porque lo efímero lleva la batuta. Para aquellos perdidos, no hay tiempo para ser buscados y encontrados. Y para los nuevos, no hay tiempo de llegar al desgaste, no hay tiempo de llegar a viejos. A menos que se establezca realmente con el propietario una historia de amor de las buenas. De las verdaderas. De estas aún se generan algunas, afortunadamente.
Agradecemos -nosotros y los objetos- el retorno del modo 'vintage', para suerte de todos aquellos objetos con pasado.
Cada objeto que yace abandonado, espera la historia que le pertenece, espera que su historia lo recobre, lo cuente, porque las cosas también tienen una vida y una función, y por ende un alma y una manera.
En la edad de la prisa, eso casi nunca ocurre.
Cuando veáis un zapato abandonado, un cuaderno o una silla, por favor, no dejéis de imaginaros una historia, aunque sean miles las posibles.
Ellos os estarán agradecidos.