Thursday 30 December 2010

Agua que fluye, instante que se renueva




Querido año viejo,
El día número 365 ya está prácticamente en el umbral, lo que signifca que para ti también es hora de morir.
Llegaste nuevo y niño y nos diste todos tus días para vivir, para crear, hacer y deshacer. Fuimos durante todas esas lunas leones y corderos alternadamente, tuvimos días de furia y días de Dalai, días de euforia y días de silencio. La felicidad nos abrazó, a veces sin preaviso y otras tantas también anunciándose, muchas, incontables veces.
Se repitió en Primavera el milagro del renacimiento, que recuerdo tan bien como si fuese ayer. En Verano trajiste la transpiración, la desnudez, la libertad recobrada de los pies. Con el Otoño nos regalaste el espectáculo de oro, fuimos capturados por el hechizo de la luz. Y también nos dejaste probar un poco de paraíso cuando lo cubriste todo de blanco mazapán.
A pesar de sentir que en muchas habitaciones no ha cambiado nada, y que el desorden es el mismo, tengo mucho que agradecerte. No sólo por todo lo que nombré anteriormente.
Me diste y me quitaste recordándome que todo es efímero y que no hay que aferrarse a nada. Cuando fui inflexible me acercaste a bosques de cañas de bambú y me dejaste ver qué bien se doblaban con el viento, cuán dóciles y sabias.
Me hiciste rica al dejarme conocer personas que amé y que me amaron, muchas de las cuales me dejaron consejos invaluables para el tránsito.
Algunas de las cosas que me trajiste no te las pedí, pero sé que todo está en el dibujo universal y que lo que vendrá después tendrá sentido cuando mire hacia atrás.
Quiero agradecer tu generosidad en todo, porque tus días largos o cortos de horas fueron ricos y plenos.
Algo me dice que los próximos 365 que vienen, reunidos con nuevo número, serán muy buenos.
Tengo una especie de certeza que habrá mucha energía para emprender cosas que hace tiempo vengo soñando con materializar.
Tengo pruebas que reafirman la magnanimidad del Universo, que sólo espera que pidamos, de manera esperanzada y creyente, todo lo que necesitamos y queremos.
A día de hoy no tengo nada, sólo este instante que ya muere y se convierte en uno nuevo. No tengo 365 nuevos días ni hoy ni mañana, ni pasado. Sólo su anticipación. Sólo un instante nuevo por vivir cada vez. Y mi memoria, con la cual voy tejiendo esos segundos a modo de collar, con perlas únicas aunque no siempre espléndidas, pero incluso las pequeñas y ordinarias van haciendo parte del todo y de mí misma.
Ojalá sea capaz de aceptar lo que me viene, con entendimiento o sin él, pero confiada de que es lo que debe ser.
Que no pierda nunca mi locura, y por sobre todas las cosas, que antes de juzgar, recuerde siempre esa máxima de caminar un rato en los zapatos del otro, o lo que es igual a no olvidar que todo lo que le pasa a otro, puede pasarme a mí, porque el otro soy yo también.
Que siempre esté atenta a lo que me rodea, por más avasallante que pueda parecer mi realidad. Es decir, que nunca olvide lo minúscula que soy.
Que siempre tenga presente la verdadera alegría: la de dar todo lo que tengo, y que cuando no tenga nada, me dé a mi misma y a mis pensamientos, mis abrazos o mi consuelo, que aunque no sirvan de nada, sirvan para no sentirnos solos.
Esto es lo que pido para este instante y los que me sean dados por vivir. Que en cada vuelta la Tierra nos bendiga y que tanto nuestra sombra como nuestra luz sean para reflejar la creación de algo bueno.




(El calendario de la foto es del blog de Caitlin Keegan
http://www.caitlinkeegan.com/indexhibit/index.php?/2011-Calendar/)

Wednesday 22 December 2010

"Procrastination" Tales Of Mere Existence



No es que quiera justificarme con la excusa de que hay otros más como yo ahí afuera.
Pero esto me ha hecho sonreir.
Hoy sin embargo, he logrado tachar varias cosas de la larga lista de víctimas de la 'postergación'.
Una de ellas es la inscripción en el curso de corte y costura, que será todos los sábados a través de clases privadas.
Pronto espero poder anunciar que seremos tres en este hogar, es decir cuando llegue la nueva máquina de coser a casa.

Tuesday 21 December 2010

Mercedes Sosa Solo le Pido A Dios

Hoy es el Solsticio de Invierno. Pidamos a todos los dioses por esos monstruos que pisan fuerte, en tantas partes del mundo. Pero por sobre todo pidamos que no nos abrace ese otro monstruo, el de la Indiferencia, no menos grande o fuerte. Y que si nos abraza, podamos vencerlo para volver a abrir los ojos. Que si no podemos hacer nada, que almenos podamos pensarnos mutuamente, todos los que habitamos el planeta tierra.

Monday 20 December 2010

Fobos y Deimos. Notas aisladas e incoerentes sobre miedo.

Giove e Io. Antonio Allegri llamado il Correggio. 1531?


Miedo, en su origen etimológico entre el latín y el griego lleva a la imagen de ser golpeados, percutidos. El haberlo sido fuera de lugar en el pasado da origen a miedos fuera de lugar en el presente. (lo más cercano encontrado como origen etimológico de pavorem/ paveo)


Uno de los opuestos, la palabra coraje, etimológicamente deriva del latín coraticum o cor habeo, un adjetivo derivante de la palabra compuesta cor/cordis y del verbo habere: tengo corazón. Es la virtud humana, muchas veces indicada como fortaleza, que hace que quien la posee no se desencaje frente al peligro, enfrente con serenidad los riesgos, no se entristezca por dolores físicos o morales, y de manera general, enfrente con mirada elevada el sufrimiento, el peligro, la incertidumbre y la intimidación.


 Gustav Vigeland. Vigeland Park, Oslo


Una palabra griega, que es traducida como 'maravilla' es 'thauma'. Pero thauma significaría sobre todo el horror que suscita un espectáculo angustioso. Platón, según leo en algun texto encontrado en la red, dijo que la maravilla 'es hija de Iris y del Gigante thaumante'. (De nuevo una palabra construida sobre 'thauma'). La filosofía proviene del miedo, sigo leyendo, o aún mejor, del temor por el mundo, del temor por el devenir del mundo; por ende del terrible descubrimiento que cada cosa nace y muere, es decir se transforma, deviene. El trauma estaría en el origen, sería el móvil profundo, de la mitología, de la religión, de la ciencia: maneras diferentes de preguntarse, de tratar de responderse a la turbación que produce, precisamente, la maravilla, el estupor.


Taumaturgo. Se dice de la persona (santa) que obra maravillas, milagros. De nuevo, el origen 'thauma', cosa maravillosa (afín a los verbos 'theaomai' ver/cosa por ver, y 'thaomai' contemplar/admirar unido al sustantivo 'érgon' trabajo, obra. Y de la misma raiz de thauma, thaumatón, lo que genera estupor; y para Sócrates, abierto al conocimiento.


 Phobus, mosaico Greco-Romano de Halicarnassus C4th A.D., British Museum

Deimos en la mitología griega era el dios del miedo, la personificación del terror. (Interesante: su equivalente romano era Fuga, qué maravilloso). Su hermano gemelo era Phobos, el pánico. Ambos hijos del dios Ares, dios de la guerra, eran sus aurigas. Pero eran también hijos de Afrodita, la diosa del amor, y he leido que estos gemelos representan el miedo a la pérdida.



Aquí mi mente se va sola hacia el momento de mi fecundación, cuando mi hermano ya estaba enfermo, y probablemente ya mis padres sabían que moriría. Tal vez hubo miedo en el mismísimo acto, tal vez los espermatozoides ya iban cargados de miedo, y aunque fue el más rápido y valiente el que llegó a fecundar el óvulo, quién sabe si temblaba ante el destino que llevaba consigo. El miedo a la pérdida y miedo a la repetición.



En la película The Road, sobre el libro de Cormac McCarthy, la actriz Charlize Theron no logra sobreponerse ante el miedo de vivir una realidad tan terrible en un mundo post-apocalíptico, y a pesar de tener un hijo bellísimo y un compañero que la adoraba, decide morir suicidándose. Cabe aquí preguntarse qué es la cobardía y las razones que cada quien puede tener para mantenerse vivo.


Ultimamente pienso mucho en la muerte. No porque la vida no me parezca maravillosa o excepcional. No tiene nada que ver con eso.
Entiendo a los que tienen miedo.


Otro pensamiento que he dibujado es que una razón por la que las personas tienen hijos, (no es una sentencia absoluta, es sólo un pensamiento mío) además de toda la historia de la continuación de la especie, de la continuidad de los genes, del fruto del amor, de la consolidación del núcleo familiar, y los etcéteras poéticos, es que necesitan anclas, y razones para continuar asidos a la realidad, y para continuar en la vida cotidiana con el ímpetu y la energía sobrehumana que sólo un niño puede tener, desafiando el pavor o la sensación apabullante que a veces pueden tener los problemas, o la realidad en sí. Por eso los pobres tienen tantos hijos y no paran de parir, pues es gracias a ellos que se mantienen andando, es gracias a ellos que olvidan lo terrible que puede ser la vida en pobreza, o en guerra, o en dificultad. Un niño vive sólo en el presente porque no tiene aún en sí la idea de futuro, no conoce el miedo. Es su vitalidad y su capacidad de estar en el instante la que inyecta a sus progenitores, haciéndolos llevar a un segundo plano todo el resto, y haciéndo ese 'resto' más llevadero y soportable.

Saturday 18 December 2010

The Sundays - Here's Where The Story Ends



"Your faith has got to be greater than your fear".


También llegó la nieve.
Fue tal el regocijo de mi alma en su blancura, que vino con euforia.
Decidí poner más fotos en el blog ya que no hay nada que decir ante la belleza.
Además, la nieve lo silencia todo, lo apacigua todo.





Friday 17 December 2010

Yann Tiersen - La Corde



67 segundos. El tiempo que una gota de agua sobre el vidrio de una ventana podría tardar en precipitarse hacia los bordes.

Las banderas Asafo


Estas son las banderas (Fante) Asafo, de Ghana y la costa occidental de Africa. Aunque tienen un bagaje histórico sangriento y terrible de esclavitud y explotación  de las divisiones entre tribus por parte de los Europeos que se asentaron desde 1492, para garantizar que las colonias mantuvieran el control y poderío en el territorio, más allá de la historia, me produce una rara fascinación la representación de las escenas tribales, el uso de los colores, y las leyendas o creencias que pueden narrar.
A quien le pueda interesar más sobre el origen e historia completa de estas banderas, hay alguna información en http://www.twi.bb/akan-asafo.php.
Al final del link hay una serie de hermosas banderas con una breve descripción de lo que representa la imagen.
Yo las traje al blog porque son como mini historias tribales sin palabras, aún cuando puedan ser vergonzosas.
En el Alfies Antique Market de Londres hay un estanco  donde un hombre muy interesante las vende, (son carísimas) y tiene su propio blog en http://www.adireafricantextiles.blogspot.com. La última vez que lo visité me regaló una reproducción de una foto de una pareja de notables de la tribu Conakry (creo) de Guinea, tal vez data de 1900, tienen ambos un maravilloso y serio poder, y siempre me están mirando. La incluyo aquí para embellecer el blog.

Thursday 16 December 2010

Espéces d'Espaces

Tomado del libro Species of Spaces and Other Pieces
del autor Georges Perec

(Cuando encuentro libros así los dioses me confirman que todo es cuestión de creerse y escucharse,
como lo han hecho los grandes inventores y los libres)

Vincent Van Gogh. Bedroom in Arles

"For a long time I went to bed in writing"

The Bed

We generally utilize the page in the larger of its two dimensions. The same goes for the bed. The bed (or if you prefer, the page) is a rectangular space, longer than it is wide, in which, or on which, we normally lie longways. 'Italian' beds are only to be found in fairy tales (Tom Thumb and his brothers, or The seven daughters of the Ogre, for example) or in altogether abnormal and usually serious circumnstances (mass exodus, aftermath of a bombing raid, etc.). Even when we utilize the bed the more usual way round, it's almost always a sign of a catastrophe if several people have to sleep in it. The bed is an instrument conceived for the nocturnal repose of one or two persons, but no more.

The bed is thus the individual space par excellence, the elementary space of the body, the one which even the man completely crippled by debts has the right to keep: the bailiffs don't have the power to seize your bed. This also means -this is easily verified in practice- that we have only one bed, which is our bed. When there are other beds in a house or an apartment, they are said to be guest beds or spare beds. It seems we only sleep well in our own bed.

(...)

The Bedroom

What does it mean, to live in a room?
Is to live in a place to take possession of it?
What does taking possession of a place mean?
As from when does somewhere become truly yours? Is it when you've put your three pairs of socks in a pink plastic bowl? Is it when you've heated up your spaghetti over a camping-gaz? Is it when you've used up all the non-matching hangers in the cupboard? Is it when you've drawing-pinned to the wall an old postcard showing Carpaccio's "Dream of St Ursula"? Is it when you've experienced there the throes of anticipation, or the exaltations of passion, or the torments of a toothache? Is it when you've hung suitable curtains on the windows, and put up the wallpaper, and sanded the parquet flooring?


(Luego continúa con The Apartment Building, The Street, The Neighbourhood, The Town, The Counryside, The Country)

Leerlo es como diseccionarme; verme desde afuera; ver cómo ocupo el espacio que me rodea; cómo vivo con los objetos que nunca he considerado lugares comunes, y preguntarme entre carcajadas por qué.

Dejo aquí un retrato de Perec que basta y sobra para querer buscar su otro libro necesario: Life: A User's Manual.






Wednesday 8 December 2010

Alfies Antique Market

Ocurre con las ciudades como con los sueños:
todo lo imaginable puede ser soñado 
pero hasta el sueño más inesperado
es un acertijo que esconde un deseo, 
o bien su inversa, un miedo. 
Las ciudades, como los sueños, están construidas 
de deseos y de miedos, 
aunque el hilo de su discurso sea secreto, 
sus reglas absurdas, sus perspectivas engañosas, 
y toda cosa esconda otra.

Italo Calvino


Hace unos años cuando todavía vivía en Caracas, recuerdo el momento en que la ciudad comenzó a hacerse terriblemente pequeña, predecible, asfixiante y aburrida. No fue una sensación que surgió de la noche a la mañana, no. Fue un virulento in-crescendo, hasta ese día en que fue como verla desde arriba, como la cabeza de un alfiler, y entonces sentencié: -Quiero vivir en una ciudad que nunca se me acabe, que nunca se me descubra enteramente, que sea tan grande y laberíntica que siempre tenga yo un lugar nuevo por explorar. Quiero vivir en una ciudad despierta que siempre cambie y se reinvente, y donde yo pueda perderme y no me aburran sus calles-.
Tal fue el poder de mi sentencia que vine a parar a Londres,  más pequeña que Caracas tal vez pero con 7 millones de mentes y de corazones latiendo.
Perderme fue fácil y lo sigue siendo. Descubrirla entera es imposible, como lo es aburrirme de ella.
Tal vez por eso es tan fácil amarla como detestarla. Como en las historias de amor. Quisieras poseerla, pero también sabes que es mejor así, es mejor no poder abrazarla nunca entera. Es mejor que guarde sus misterios, y que sea hostil a veces, indescifrable, hormonal y difícil.
Así pues sucede en ciudades como ésta que un día, en una zona en la que has estado cien veces, un amigo te lleva al final de una calle poco glamorosa (que hospeda un mercadillo de poca monta, de esos donde encuentras carteras de semi-cuero Louis Tritón y productos electrónicos Sonyo) para revelarte la existencia de un edificio de fachada art-deco, en cuyas entrañas late el más grande mercado de antiguedades y objetos retro-vintage de todo tipo.
Un laberinto de muebles, joyas, pinturas, vajillas, objetos y ropa, de cuatro pisos, que es imposible explorar exhaustivamente en una sola visita.
Los personajes que habitan los pasillos no son menos sorprendentes. Es obvio que van acorde al resto, el modo en que se peinan, visten, la manera que tienen de pasar las horas allí dentro cuando no están negociando para vender algo... es un salto hacia el pasado o hacia un sin-tiempo muy peculiar.
El edificio que antes era una tienda por departamentos en decadencia, comenzó a ser lo que es hoy en día en 1976, gracias a un hombre llamado Bennie Gray, su propietario. El padre de éste se llamaba Alfies, un músico de jazz que de antiguedades nunca supo nada, pero en cuyo honor Bennie decidió nombrar el edificio: Alfies Antique Market.
Sueño con volver con un casco puesto en la cabeza con una cámara oculta incorporada, que pueda girar 360º y que filme o registre silenciosamente la vida que transcurre allí dentro, con sus personajes que seguramente comen y usan los servicios como cualquier persona normal, pero que de noche al cerrar los ojos viven en la próxima peli de Terry Gylliam.

Thursday 25 November 2010

La entrevista, el trabajo, el período de prueba

"Alice, you cannot live your life to please others.
The choice must be yours; 
because when you step out to face that creature,
you will step out alone"

The White Queen


Convertirnos en adultos, comportarnos como tales, ser maduros o almenos pretender que lo intentamos... crecer, y entender que tenemos que escoger, que tenemos que tomar decisiones, que nuestra vida como vaya o como venga, depende de esas decisiones... que nadie puede vivir el miedo por nosotros, o exonerarnos de él. Cuando llega la hora, es sólo nuestro, y con ese monstruo sólo nosotros podemos lidiar, nadie más.
Desde niña me preguntaba si todos sentían miedo a lo desconocido, a lo nuevo, o era sólo yo la que sentía tenazas en el estómago en esos momentos. Culpaba a mis padres, por no haberme forjado más valiente, más intrépida y resuelta. Me culpaba a mí misma, por no tener suficiente temple y agallas y todo eso que se necesita para ser héroes, puntas de lanza, tiburones.
Siempre pensé que no podía ser normal sentir miedo ante cada cambio o ante cualquier situación en la que tuviésemos que enfrentarnos solos a resolver algo. Luego gracias a muchos dibujos animados y a muchos libros creo que me convencí que no era negociable y que a todos por igual nos tocaba pasar por momentos cruciales en los que hay que tragar, cerrar los puños y avanzar, con ojos cerrados o abiertos, pero avanzar temblorosos.
Una vez que lo hemos vencido y nos encontramos en pie y en una sóla pieza,  nos entra -íntima e individual- una sensación incomparable de relajación y de tranquilidad; sentimos que el aire de nuevo llega a los pulmones, que la mirada nos cambia, que podemos caminar normalmente y no duros como si lleváramos una armadura a cuestas.

La vida por alguna razón me pone siempre en situaciones totalmente desconocidas, nuevas de toda novedad, en las que las herramientas de mi cestita, adquiridas a través de los años, no sirven. Tengo que entonces aprender a usar otras, nuevas, algunas que nisiquiera sabía que existían, usar también de mi cerebro sus propias herramientas, utilizar la capacidad que tengo para sobrevivir, para crear, para armonizar, para resolver.
Es un desafío cada vez, y cada vez pienso que no lo voy a lograr. Me veo como Alicia, pensando rápido ante el dragón diez cosas imposibles que demostraron no serlo, para convencerme de que no hay nada imposible a menos que yo lo crea.
A pesar de que he hecho muchas cosas que me han demostrado de sobra que soy valiente, cada vez yo me pregunto por qué los nervios. Por qué la duda.
Pero también pienso que el universo es un misterio insondable y perfecto.
Que me va llevando, de la mano o a empujoncitos, donde debo estar cada vez.
Que puedo no entender cómo ni por qué, pero tengo que creer que así debe ser.
Sólo cuando me dan los nervios reconozco el desafío, y entiendo que lo necesito para crecer.
Otras vidas son más apacibles y fáciles, pero la mía es así.
Hoy es el Día de Acción de Gracias, y yo quiero agradecer una vez más por las cosas que me suceden, aunque poco es lo que entiendo, pero voy aprendiendo cada día más. También aprendo a desaprender.
No sé si soy adulta o emocionalmente madura. Pero estoy agradecida.

Monday 22 November 2010

Dolce Far Niente

 (...) Es decir, has de esperarla a cada instante,
suele anunciarse de improviso ante los ojos,
Lisboa se oculta, retorna, va contigo;
hay un jirón de su crepúsculo en la sombra
de quien cruzó una vez sus calles
que lo va acompañando por el mundo
y se aleja con pasos desconocidos.

Eugenio Montejo
(Lisboa)



Para poder recuperarme decidí ir al reencuentro del Atlántico y del Tajo, y a verme con Lisboa, la ciudad del eterno retorno.
Pretendía ser una semana de lo que se llama Il Dolce Far Niente, sin planes, sin mapa, sin relojes y sin internet. Un total desafío, aunque no lo parezca.
Cuán difícil es entrenarse en esa disciplina: la dulce actitud contemplativa.
Es asombroso, almenos para mí, que vengo de una familia donde la Cigarra nunca fue bien vista y la cultura de la Hormiga era la justa y la respetable, darme cuenta cuánto me cuesta el merecer ser feliz haciendo lo que más me gusta: perdiendo el tiempo. Hay muchas formas de perderlo, la mía es la de observar y pensar inútilmente. Observarlo todo con detenimiento y pensar con pensamientos, pensar con imágenes, pensar con nubes que se mueven y cambian. Pensar con movimientos perpetuos y con inmovilidad permanente.
A pesar de lo sencillo que es acostumbrarse a lo bueno, no es fácil vivirlo sin que una vocecita lejana interior nos atormente con la pregunta del mañana o del más tarde. Despertar con la sóla preocupación  de decidir el contenido del desayuno es maravilloso. Lograrlo es heroico.
Ah! quedarse quietos en el dolce-far-niente, ese maravilloso lugar donde seguramente viven los millonarios; donde no hay culpas y no hay prisas; donde no hay que ser, hacer, competir, justificar, o explicar o estar informados o tener un título o definirse de alguna manera...
De eso se trataba el viaje: de un entrenamiento en vivir el momento.
Nuestra vida cotidiana está tan impregnada de horarios y de rendimiento y de prisa, de cosas por hacer, de lugares por visitar, de libros por leer, de películas por ver, que estar quietos en un mismo lugar tomando sólo una -o varias- tazas de café o de té sin otra obligación que la de observar y vivir ese momento en la totalidad, por más absurdo que parezca, se convierte en una tarea casi imposible.
Estamos allí tomándonos el café, pero ya estamos planeando lo que deberíamos hacer en las próximas horas para aprovechar el día, para tener muchas emociones nuevas, y conocimiento nuevo, y para no perdernos de esto o de aquello.
Es como si el estar allí descansando o mirando la gente pasar no nos estuviese permitido por más de un número razonable de minutos. Luego hay que volverse a cansar, porque no se puede estar descansando mucho tiempo. Es decir, no se puede estar descansando si no se está cansados.
Es como si tuviésemos que merecernos ese momento con sacrificio y sudor, con 'trabajo', por decirlo de alguna manera.
Eso es lo que vine a desaprender. Vine a merecerme el no hacer nada, sin vergüenza y sin culpa.
Vine a detenerme, para agradecer, para estar en este aquí y ahora, sin mayor preocupación que la de ser feliz mirando el Tajo y preguntándome cuál será el nombre portugués de esos pequeños pájaros como golondrinas que cruzan el cielo al atardecer.

A parte de esto, respirar a Lisboa en Noviembre es algo que debe ser vivido.
El olor de castañas rostizadas sobre carbones ardiendo que impregna el aire; el olor de río en la Baixa; también olor de aire con sal, y olor de sardinas. En la Alfama, a la hora de la cena, desde las ventanas el olor de guiso casero de la abuela, y también de leña quemándose en las chimeneas. Pero también olor de panadería, de fruta en guacal, de abasto.
Caminar por las calles del Barrio Alto y de la Alfama es entender de donde le viene al venezolano su amor por el pan y por el pollo en brasa, es entender de dónde vienen nuestros abastos y nuestras luncherías. Es entenderlo casi todo.
Yo me pregunto constantemente si el lisboeta está consciente de la belleza de su ciudad.
Porque ver el tranvía que sube o baja por esas mágicas y estrechas calles de piedra y no sentir un sobrecogimiento casi mortal es imposible.
Lisboa es como salida del Imaginario del Doctor Parnassus, total e indescriptiblemente. Cada vez que se escucha o entrevé el polifemo amarillo y su silbido, guiado por una trayectoria imposible de hilos y por las líneas de rieles centenarios, el corazón dá un salto. Subirse en él y adentrarse cuesta arriba en las colinas de la ciudad es como arriesgarse a no volver nunca más a la realidad. Y esto ocurre siempre, no importa cuántas veces se haga o se vuelva a Lisboa.
Seguramente un portugués diría que la crisis que los agobia hace ver gris y triste el más amarillo de los tranvías; que las ratas que salen orondas por las callejuelas de la Alfama son todo menos que encantadas, y que él cambiaría un viejo apartamento del Barrio Alto por uno confortable en 'Nova Iorque' o en cualquier otra ciudad más 'moderna', o más próspera.
Yo sin embargo, podría vivir feliz, y por eso vuelvo cada vez que puedo, a inventarme una vida portuguesa hecha de breves cotidianos, que mientras duran son permanentes.

Thursday 11 November 2010

Mutare



 Como era de esperarse, me enfermé. Y no sólo por el cambio de estación, aunque quedó en perfecta coincidencia como para atribuirle al Otoño toda la culpa.
Las mudanzas, las anunciadas y las repentinas, siempre ocasionan en nuestro cuerpo  un sismo.
El cuerpo con todo ese perolero de precisión que lleva dentro, está conectadísimo con nuestra mente. Ese cableado interno que tenemos rojo y azul no debe ser gratuito, claro que no, y va directo a la pensadora.
El cuerpo también quiere mudar. Es como si nos dijera regañándonos: -a mí también me vas a renovar, vas a ver cómo me voy a limpiar todito, con anticuerpos nuevos y todo voy a salir, lo quieras tú o no-.
Nunca sabré si es que las gripes desde este lado del mundo son así siempre, kafkianas,  turbulentas, perturbadoras o es la edad la que ha debilitado a los anticuerpos. De mis años tropicales no recuerdo nunca una gripe que me durara más de tres días. En el peor de los casos daba una fiebrecita y uno tomaba Atamel tres o cuatro veces y listo.  Eso de gastar 4 rollos de papel toilet en mocos y quedarse en cama momificada era impensable.
Supongo que es esa la manera que el cuerpo tiene de llorar y de llamar la atención; de recordarnos que es una máquina perfecta, sí, y resistentísima, pero que necesita cuidados, mantenimiento, observación; y que es parte del todo; todo lo que sucede en nuestra cabeza, en nuestra casa, en nuestra vida, sucede también en nuestro cuerpo.
Como consecuencia del apocalipsis nasal que estoy viviendo entre otros malestares, he perdido el sentido del gusto. No me había ocurrido en años, y había olvidado lo terrible que era. Es realmente casi como perderle el gusto a la vida. Pensar que será igual llevarme a la boca un pedazo de pan, o una hoja de lechuga o una esponja, y que untar la preciosa confitura de fresas será un desperdicio, me han dejado el alma y la cocina tristísimas.
Cuántas cosas nos hacen afortunados y no lo sabemos.
El gusto es una de ellas.
Ahora espero que vuelva como un amante.
Prometo beber el jugo de manzana lentamente, detenerme en su dulzura, deglutir agradecida.
Demasiadas cosas damos por hecho en nuestra vida. Hay que estar alerta siempre, para realmente vivir en el instante.



(En la foto El Sueño de Frida, también conocido como La Cama, de 1940)

Wednesday 10 November 2010

The Bucket List

Delirio.
Del latín De-Lirare
que significa salir del surco
al labrar la tierra.


Uno de los pensamientos que solemos tener cuando la vida decide algo por nosotros sin consultarnos, es ese de creer que será un buen momento para reconsiderarlo todo. Para replantearnos la vida, las pasiones que tenemos en stand-by, y desenpolvar la lista de todas aquellas cosas que siempre hemos querido hacer y que no hemos hecho por falta de tiempo.
La verdad es que de todos los obstáculos posibles, el Tiempo seguro es el que menor peso ha tenido en esa postergación. Almenos en nuestra vida sin hijos y sin perro o gato que dependa de nosotros.
La verdadera verdad es que no hemos hecho muchas de esas cosas por falta de dinero y de guáramo resoluto. La inmediatez de la vida y sus urgencias impostergables no nos han permitido nunca dar giros muy radicales, o tomar semanas, meses o años sabáticos para hacer esas cosas. Las semanas detox en la India, el mes de silencio entre los monjes cartujos o trapenses, el viaje al Tibet de un año.
Morgan Freeman no hubiera podido nunca tachar todos y cada uno de los deseos de su lista de no haber sido por la fortuna de Jack Nicholson. Hablo de la peli The Bucket List, donde los dos actores, enfermos terminales, deciden emprender un viaje alrededor del mundo con el fin de realizar, antes de que la Muerte los alcance, todos y cada uno de los deseos incumplidos y 'pendientes' en la vida.
No estoy diciendo con esto que quiero que me quede un año de vida para proponerme materializar mis deseos -los delirantes y los no tanto- ni tampoco que necesito a un Jack Nicholson multimillonario para que puedan llegar a ser realizados.
Tal vez lo que quiero decirme es justamente todo lo contrario, que esa lista hay que tenerla, y  bien presente, para ir tachando al ritmo que sea posible, en el orden que sea posible, los sueños vividos en esta realidad, desde este lado de la realidad. Sin prisas y sin fechas límites.
Hoy sentada en mi Coffee Shop preferido, frente a una taza de cappuccino con corazón, elaborè la mía.






Monday 8 November 2010

Los Lunes al Sol y otras historias desde el desempleo (creo que continuará)

None are so hopelessly enslaved
as those who falsely believe they are free
Goethe


Los lunes vistos desde el desempleo son fascinantes. Traen consigo esa mezcla del placer irresponsable de la falsa libertad, y la ansiedad galopante de la incógnita. Hay que caminar sobre la cuerda floja teniendo cuidado que  la vara del equilibrio no se nos vaya mucho ni para un lado ni para el otro. Si nos dejamos llevar por la embriagadora sensación del tiempo libre, puede volar una entera mañana casi tan rápido como un pestañeo, al menos para la que aquí escribe, sólo mirando a través de la ventana o haciendo collares de palabras, totalmente inútiles para pagar el alquiler, comprar comida y entregar nuestra cuota de contribución ciudadana al Estado.
Si nos convertimos en Missis Anxiety y montamos ese caballo sin tener cuidado, podremos desnucarnos y peor aún, quedar paralíticas o parapléjicas, y de nuevo inútiles para pagar el alquiler, comprar comida y entregar nuestra cuota de contribución ciudadana al Estado.
Si contamos con el infortunio (pero depende de cómo se vea esto) de pasar por períodos de insomnio, nuestras 24 horas parecerán más largas, nuestro día empezará a tener forma consciente desde las 3 o 4 de la mañana, es decir que cuando sean las 7 y comencemos a escuchar los pasos de los vecinos de arriba, ya tendremos unas 3 horas de ventaja (o desventaja) dándole a la pensadora y afinando nuestra habilidad de equilibristas.
Delante de nuestra ventana no dejan de pasar imágenes de Javier Bardem en Los Lunes al Sol junto con alguno de sus amigos deprimidos y suicidas, o de J.K. Rowling en el tren desde Manchester hacia Londres, y también de Bill Murray en El Día de la Marmota.
Pero al ser este apenas nuestro segundo Lunes al Sol (a pesar de los 6ºC y de la cortina de agua con vientos huracanados) no es muy difícil conectarnos con un pollo al vino para el almuerzo, que se cocina lentamente desde hace un par de horas, la lectura de almenos uno de los cuatro libros que tenemos pendientes en la biblioteca, y la última peli de Viggo Mortensen para la tarde, con cotufas rostizadas en aceite de maní para que el delirio de felicidad sea completo.
La culpa, el síndrome de eficiencia, y los miedos acosantes, deberán esperar un poco más tras la puerta (he tenido que pasar doble cerrojo claro), supongo que terminarán por colarse dentro la casa antes del tiempo deseado, pero para eso ya Scarlett O'Hara patentó la célebre frase "I can't think about that right now. If I do, I'll go crazy. I'll think about that tomorrow".

Friday 5 November 2010

El Silencio no existe

"Mamma, l'acqua canta!"
(Mi sobrino a su madre -mi hermana-
en la bañera, cuando tenía 4 años)


En las noches de insomnio me ha dado por escuchar obsesivamente cuaquier sonido posible a mi alrededor. Mi abuela siempre decía que las horas oscuras eran terribles para quienes no dormían, porque todo se magnificaba. 
El tiempo, los problemas, los sonidos.


Oh! Si almenos fuese como el acordeón
que respirando
produce música

mis pulmones son crisálidas sordas

me he preguntado si tendremos todos nuestra propia musicalidad
bien sea en nuestra voz o porque caminamos con algún ritmo al golpear nuestros tacones contra el suelo o porque silbamos en silencio alguna melodía que sólo nosotros reconocemos

en las horas oscuras he buscado el canto de las olas pequeñas 
al llegar a la orilla
esas que anuncian que deben marcharse de nuevo
repitiéndose por la eternidad
sin ser nunca una igual a la anterior

me he dado cuenta que las hojas caídas también cantan
y no sólo al ser pisadas
el Viento las hace sonar unas contra otras,
como cáscaras vacías

El Viento,
que es una violenta marea en Otoño
que hace llorar a las hojas
aún asidas a sus ramas
A veces las hace gritar
en las horas oscuras
porque cree o sabe que nadie se dará cuenta
Viene a llevárselas
a arrancarlas
como en el rapto de las Sabinas
sin tiempo a despedidas

En las horas oscuras del Otoño
es este lamento que la gente confunde con lluvia
el que llena la bóveda toda

Esta es la Marea Superior,
la del cielo.

Luego está la Inferior,
o la de tierra.
Es el vaivén de las hojas doradas
casi casi como en unas orillas de olas amarillas
Derecha Izquierda Atrás Adelante

Un ocasional remolino en la danza

Y otra vez avanzar y retroceder
movimiento hacia  adelante
vuelta para atrás

Cangrejos amarillos del Otoño
Ballet de cáscaras de nueces

El silencio no existe







Saturday 23 October 2010

Tomado de 'Todas las piedras' de Alejandro Jodorowsky

Durante mucho tiempo me fascinaron los Haiku japoneses, tres versos de cinco, siete y cinco sílabas. Principalmente Basho (1644-1694) con su
Furo-ike ya
kavazu tobi-komu
mizu-no-oto

Charco estancado
Veloz salta la rana
Ruido del agua.

Esta vasta extensión de aguas quietas, al parecer muertas, de pronto, por la inmersión brusca de un pequeño animal, cobra vida, aunque sea unos segundos. ¿Cómo no sentir la eternidad del universo, al parecer indiferente? ¿Cómo no identificarse con ese batracio que se lanza hacia tan inmensa realidad? ¿Cómo no ser reconfortado por la idea de que nuestra efímera presencia produce una conmoción que repercute hasta los confines del misterio?

Despuès de Basho, fue Buson (1716-1783)
Del viejo sauce
reflorecen las ramas
cuando huye el ladrón.

El árbol, despojado de sus flores, produce otras. Sabio, compartiendo, se enriquece. En verdad, lo único que poseemos es lo que somos. Nos pueden robar las obras, pero no el alma que las crea.

Tambièn Issa (1763-1826) me fascinó:
Moscas no lloren
asimismo los astros
son transitorios

En esta realidad donde el espectador y el espectáculo se van inexorablemente esfumando, es inútil lamentarse por el paso del tiempo. ¿Què diferencia puede haber entre un insecto que muere y un sol que tambièn muere? Con este poema, Issa trató de consolarse por el fallecimiento de su esposa.

Los Haiku, en un mínimo de palabras, encierran un inmenso contenido.

Entre los numerosos temas de este gènero de poesía destacan cinco: primavera, verano, otoño, invierno y año nuevo. Durante varias generaciones, los poetas japoneses se encerraron no sólo en una implacable mètrica, 5-7-5, sino tambièn en una estrecha relación con el paisaje y la vida cotidiana.

Quise ir hacia otra dimensión, me atrevo a llamarla metafísica, liberándome primero de contar las sílabas, para que las palabras se acortaran o alargaran cuanto quisieran. Y, segundo, permitiendo que mi poesía se abriera para dejar entrar en su misterioso seno a la filosofía. (...) Abatí los límites entre poemas y aforismos, para hacerlos progresivamente más compactos, hasta alcanzar la consistencia de un pedrusco.

Durante quinientos días, cada mañana, busquè escribir, con el mínimo de palabras, un sentimiento o un pensamiento que me ayudara a soportar mejor los embates de ese sueño implacable que llamamos realidad.
Sin estas exiguas líneas brillando sobre las tinieblas, no habría podido continuar viviendo.
De piedra en piedra, me fui forjando un camino en el pantano.
A.J.

Y yo publico ahora aquí algunos de estos pedruscos; para mi, para nadie, para todos.

9.
Cada palabra
es un dios
cuando enmudezco

17.
Vida tras vida
avanzo hacia el origen
Mi patria son mis zapatos

86.
Son estrellas
las palabras
que nadie pronuncia

143.
Oh el perfume
de la hierba!
¿Para què
pedirle flores?

172.
Voy
de mi silencio
a tu huracán
de ruiseñores

185.
Piensas una cosa
deseas otra
amas otra
haces otra cosa

190.
Un  viejo pasa junto a una escuela
donde canta un coro de niños
Un niño pasa junto a una escuela
donde canta un coro de viejos

236.
Lo que soy
aunque no lo quiera
lo serè siempre

237.
Lo que no soy
aunque lo quiera
nunca podrè serlo

257.
Ser el instante
no vivir en èl

262.
Un arpa mi cabeza
cuando el viento
agita sus cabellos

292.
La cruz del sacrificio
es tambièn el signo más

500.
Cuando soy lo que soy
aparece Dios en mi
No hay nada que me angustie más que un escarabajo boca arriba
tratando de enderezarse
y el pensamiento que nadie ni nada llegarán a tiempo para ayudarle a recobrar el suelo.
El pensamiento que en este instante muchos escarabajos morirán en el intento
cuando tan sólo bastaba que el cielo fuese un poco más verdadero para sostenerse
para aferrarse
para insistir.

La fragilidad de la vida es un absurdo.





















(foto de Emily Thorson)

Thursday 14 October 2010

Oda a una estrella

 Pablo Neruda

ASOMANDO a la noche
en la terraza de un rascacielos altísimo y amargo
pude tocar la bóveda nocturna
y en un acto de amor extraordinario
me apoderé de una celeste estrella.

Negra estaba la noche
y yo me deslizaba
por la calle
con la estrella robada en el bolsillo.

De cristal tembloroso parecía
y era
de pronto
como si Ilevara
un paquete de hielo
o una espada de arcángel en el cinto.

La guardé temeroso
debajo de la cama
para que no la descubriera nadie,
pero su luz
atravesó primero
la lana del colchón,
luego las tejas,
el techo de mi casa.

Incómodos
se hicieron
para mí
los más privados menesteres.
Siempre con esa luz
de astral acetileno
que palpitaba como si quisiera
regresar a la noche, yo no podía
preocuparme de todos
mis deberes y así fue que olvidé pagar mis cuentas
y me quedé sin pan ni provisiones.

Mientras tanto, en la calle,
se amotinaban
transeúntes, mundanos
vendedores atraídos sin duda
por el fulgor insólito
que veían salir de mi ventana.

Entonces
recogí
otra vez mi estrella,
con cuidado la envolví en mi pañuelo
y enmascarado
entre la muchedumbre pude pasar sin ser reconocido.
Me dirigí al oeste,
al río Verde,
que allí bajo los sauces
es sereno.

Tomé la estrella de la noche fría
y suavemente
la eché sobre las aguas.

Y no me sorprendió
que se alejara
como un pez insoluble
moviendo
en la noche del río
su cuerpo de diamante

Friday 8 October 2010

La paleta alucinada


Marianne North vivió en la Londres victoriana entre 1830 y 1890.  Fue una mujer que decidió hacer con su vida lo que realmente quería, pintar. Pintar y viajar. Trató de viajar cuanto más pudo para ver el mundo y abrazar la mayor cantidad de especímenes botánicos que lo poblaban entonces. Y a diferencia de otros antecesores o contemporáneos, ella no desarraigaba plantas o flores para llevárselos a casa, ella con su paleta los capturaba poniéndolos en papel. No dibujaba la flor o el árbol o la fruta aisladamente, dibujaba todo el ecosistema, observaba atentamente todo lo que estaba alrededor, con una precisión alucinada, como una fotografía. Y teniendo en cuenta justamente que la fotografía a color no existía entonces, su legado es valiosísimo también por esto, porque pudo recrear los rojos, los azules, los amarillos de especies que los británicos jamás habían visto en su vida.
El hecho que utilizara óleo en su obra y no acuarela también fue un gran acierto. La humedad del clima de la mayoría de los lugares donde pintó, habría sido desastrosa sobre pigmentos a base de agua, no así en el óleo, que logró preservarse en el papel brillante y perfecto a lo largo de las décadas.
Marianne tenía 40 años cuando comenzó a viajar. Su primer destino fue Norteamérica, de allí Jamaica, Brazil, Tenerife, Borneo, Japón, Singapore, Sri Lanka, India, Sur Africa. Bajo sugerencia de Darwin, se embarcó hacia Australia, Nueva Zelanda y Tazmania. Viajaba casi siempre sola, porque ella misma se definía 'un pájaro silvestre amante de la libertad'.
Os la imagináis sola tratando de comunicar con algún campesino japonés en 1875? Con sus baúles de madera llenos de pinceles y olorosos a aceite, en alguna maltrecha carreta, atravesando selvas en Borneo, o en Sri Lanka, con esas faldas largas, y zapatillas de señorita inglesa? Es alucinante.


 La galería que lleva su nombre en Kew Gardens (en la foto), financiada por ella y comisionada al arquitecto James Fergusson, se terminó de construir en 1882. Contiene 832 de sus pinturas. Muchas de las especies que pintó ya no existen.

Hansel y Gretel

.
Si Ud. pasa indiferente ante una rebanada de pan que descansa a las tres de la tarde sobre el cristal de un coche, Ud. ha perdido el asombro y la curiosidad por la vida. Ud. va demasiado deprisa. Los pensamientos que Ud. cree serios e importantes, le están robando el tiempo para las preguntas inútiles, que son valiosísimas para entender el funcionamiento de la realidad.




Así como el pan, dos patatas lisboetas esperan al borde de una ventana, un domingo por la tarde. Han sido olvidadas? Alguien planeaba hacer una tortilla con ellas hasta que sonó el timbre y entonces toda la historia cambió? Cayeron de alguna bolsa de la compra y fueron recogidas, y algún anónimo artista quiso componer con ellas una naturaleza muerta surrealista?
Nunca lo sabremos. La historia es la nuestra.

Thursday 7 October 2010

Los bancos, las sillas y otras peculiaridades del mundo


Bancos silenciosos que meditan en medio de un jardín; bancos que contemplan el Támesis; bancos que esperan en las plazas las horas pico, las  horas de la abundancia; bancos de iglesia, envejecidos por tanto silencio, exasperados por la soledad, ansiosos por Domingos ajetreados; bancos de escuela, agobiados pero cargados de historia, tallados en sus superficies por toda clase de objetos, desde navajitas de boyscout a ganchitos de pelo, desde monedas a tijeras. Bancos que contienen testimonios de amor, bancos que llevan nombres de otros, de los que ya no viven. Bancos que en sí son poesía, porque presencian callados todos los amaneceres y atardeceres del mundo; y que democráticos abrazan a cualquiera que los necesite, sin hacer distinción.


Y el discreto encanto de las sillas? Sillas que sirven de mesa, de mesita de noche, de escritorio, de coffee-table, de silla en sí, claro, para sentarse en ellas; sillas que decoran; sillas que miran desde el balcón, disfrutando el atardecer; sillas que esperan, siempre, la llegada de alguien...
Sillas en los porches de las casas de pueblo, siempre testimonios de la vida toda; sillas pobres y sillas ricas; sillas rotas abandonadas, traicionadas, reemplazadas...


Y también las cosas que nos miran, desde cualquier lugar escondido o visible, nos miran. Una vez que se ha descubierto esa mirada, bien sea sombría o sonriente, no puede nunca más volver a mirarse el objeto inanimado sin ver también ese rostro.
La más grande de las alegrías es saber que no estamos solos en esta percepción, es saber que hay cientos como nosotros, que ven esas mismas miradas desperdigadas por las calles de la ciudad.


Wednesday 6 October 2010

Objetos perdidos



















Así como la protagonista de "In search of a midnight kiss", yo también tengo algunas obsesiones, e historias -inconclusas- de objetos perdidos en la ciudad.
Hoy es un zapato, ayer era un cuaderno, mañana podría ser una silla.
Qué hace realmente un zapato abandonado boca abajo una mañana cualquiera en una calle residencial?
Separado de su par,  en qué se convierte?
A los ojos de casi todos es ya un desecho.
Aún cuando todavía en sí esté íntegro, completo,
y todavía con una dignidad de zapato que podría seguir ejerciendo la función por la cual fue creado, es ahora sólo algo que yace a un lado de la calle, y que eventualmente el barrendero recogerá.
¿Cuántos se preguntan a quién perteneció, y sobretodo, a dónde ha ido a parar su otro par? ¿Cuántos se preguntan cómo ha sucedido que un zapato cerrado y con trenzas, tan bien calzado una vez que el pie le ha dado significado, haya podido salirse del pie a quien pertenecía?
Y su dueño -porque seguramente tuvo un dueño en algún momento, cercano o lejano- recuerda lo sucedido? Recuerda su dueño la hora, el momento en que lo perdió?
Nuestro Tiempo se está convirtiendo en Prisa; y aún aquellos objetos que no han terminado de vivir completamente su vida, se ven reemplazados por otros, porque lo efímero lleva la batuta. Para aquellos perdidos, no hay tiempo para ser buscados y encontrados. Y para los nuevos, no hay tiempo de llegar al desgaste, no hay tiempo de llegar a viejos. A menos que se establezca realmente con el propietario una historia de amor de las buenas. De las verdaderas. De estas aún se generan algunas, afortunadamente.
Agradecemos -nosotros y los objetos- el retorno del modo 'vintage', para suerte de todos aquellos objetos con pasado.
Cada objeto que yace abandonado, espera la historia que le pertenece, espera que su historia lo recobre, lo cuente, porque las cosas también tienen una vida y una función, y por ende un alma y una manera.
En la edad de la prisa, eso casi nunca ocurre.
Cuando veáis un zapato abandonado, un cuaderno o una silla, por favor, no dejéis de imaginaros una historia, aunque sean miles las posibles.
Ellos os estarán agradecidos.