Friday 8 October 2010

La paleta alucinada


Marianne North vivió en la Londres victoriana entre 1830 y 1890.  Fue una mujer que decidió hacer con su vida lo que realmente quería, pintar. Pintar y viajar. Trató de viajar cuanto más pudo para ver el mundo y abrazar la mayor cantidad de especímenes botánicos que lo poblaban entonces. Y a diferencia de otros antecesores o contemporáneos, ella no desarraigaba plantas o flores para llevárselos a casa, ella con su paleta los capturaba poniéndolos en papel. No dibujaba la flor o el árbol o la fruta aisladamente, dibujaba todo el ecosistema, observaba atentamente todo lo que estaba alrededor, con una precisión alucinada, como una fotografía. Y teniendo en cuenta justamente que la fotografía a color no existía entonces, su legado es valiosísimo también por esto, porque pudo recrear los rojos, los azules, los amarillos de especies que los británicos jamás habían visto en su vida.
El hecho que utilizara óleo en su obra y no acuarela también fue un gran acierto. La humedad del clima de la mayoría de los lugares donde pintó, habría sido desastrosa sobre pigmentos a base de agua, no así en el óleo, que logró preservarse en el papel brillante y perfecto a lo largo de las décadas.
Marianne tenía 40 años cuando comenzó a viajar. Su primer destino fue Norteamérica, de allí Jamaica, Brazil, Tenerife, Borneo, Japón, Singapore, Sri Lanka, India, Sur Africa. Bajo sugerencia de Darwin, se embarcó hacia Australia, Nueva Zelanda y Tazmania. Viajaba casi siempre sola, porque ella misma se definía 'un pájaro silvestre amante de la libertad'.
Os la imagináis sola tratando de comunicar con algún campesino japonés en 1875? Con sus baúles de madera llenos de pinceles y olorosos a aceite, en alguna maltrecha carreta, atravesando selvas en Borneo, o en Sri Lanka, con esas faldas largas, y zapatillas de señorita inglesa? Es alucinante.


 La galería que lleva su nombre en Kew Gardens (en la foto), financiada por ella y comisionada al arquitecto James Fergusson, se terminó de construir en 1882. Contiene 832 de sus pinturas. Muchas de las especies que pintó ya no existen.

Hansel y Gretel

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Si Ud. pasa indiferente ante una rebanada de pan que descansa a las tres de la tarde sobre el cristal de un coche, Ud. ha perdido el asombro y la curiosidad por la vida. Ud. va demasiado deprisa. Los pensamientos que Ud. cree serios e importantes, le están robando el tiempo para las preguntas inútiles, que son valiosísimas para entender el funcionamiento de la realidad.




Así como el pan, dos patatas lisboetas esperan al borde de una ventana, un domingo por la tarde. Han sido olvidadas? Alguien planeaba hacer una tortilla con ellas hasta que sonó el timbre y entonces toda la historia cambió? Cayeron de alguna bolsa de la compra y fueron recogidas, y algún anónimo artista quiso componer con ellas una naturaleza muerta surrealista?
Nunca lo sabremos. La historia es la nuestra.