Monday 8 November 2010

Los Lunes al Sol y otras historias desde el desempleo (creo que continuará)

None are so hopelessly enslaved
as those who falsely believe they are free
Goethe


Los lunes vistos desde el desempleo son fascinantes. Traen consigo esa mezcla del placer irresponsable de la falsa libertad, y la ansiedad galopante de la incógnita. Hay que caminar sobre la cuerda floja teniendo cuidado que  la vara del equilibrio no se nos vaya mucho ni para un lado ni para el otro. Si nos dejamos llevar por la embriagadora sensación del tiempo libre, puede volar una entera mañana casi tan rápido como un pestañeo, al menos para la que aquí escribe, sólo mirando a través de la ventana o haciendo collares de palabras, totalmente inútiles para pagar el alquiler, comprar comida y entregar nuestra cuota de contribución ciudadana al Estado.
Si nos convertimos en Missis Anxiety y montamos ese caballo sin tener cuidado, podremos desnucarnos y peor aún, quedar paralíticas o parapléjicas, y de nuevo inútiles para pagar el alquiler, comprar comida y entregar nuestra cuota de contribución ciudadana al Estado.
Si contamos con el infortunio (pero depende de cómo se vea esto) de pasar por períodos de insomnio, nuestras 24 horas parecerán más largas, nuestro día empezará a tener forma consciente desde las 3 o 4 de la mañana, es decir que cuando sean las 7 y comencemos a escuchar los pasos de los vecinos de arriba, ya tendremos unas 3 horas de ventaja (o desventaja) dándole a la pensadora y afinando nuestra habilidad de equilibristas.
Delante de nuestra ventana no dejan de pasar imágenes de Javier Bardem en Los Lunes al Sol junto con alguno de sus amigos deprimidos y suicidas, o de J.K. Rowling en el tren desde Manchester hacia Londres, y también de Bill Murray en El Día de la Marmota.
Pero al ser este apenas nuestro segundo Lunes al Sol (a pesar de los 6ºC y de la cortina de agua con vientos huracanados) no es muy difícil conectarnos con un pollo al vino para el almuerzo, que se cocina lentamente desde hace un par de horas, la lectura de almenos uno de los cuatro libros que tenemos pendientes en la biblioteca, y la última peli de Viggo Mortensen para la tarde, con cotufas rostizadas en aceite de maní para que el delirio de felicidad sea completo.
La culpa, el síndrome de eficiencia, y los miedos acosantes, deberán esperar un poco más tras la puerta (he tenido que pasar doble cerrojo claro), supongo que terminarán por colarse dentro la casa antes del tiempo deseado, pero para eso ya Scarlett O'Hara patentó la célebre frase "I can't think about that right now. If I do, I'll go crazy. I'll think about that tomorrow".