Thursday 3 February 2011

El primer día


Eres muy lindo... -dijo el principito. -Ven a jugar conmigo.
-No puedo jugar contigo -dijo el zorro-. No estoy domesticado...
-Ah! Perdón -dijo el principito. Pero, después de reflexionar, agregó:
-Qué significa "domesticar"?

Antoine De Saint-Exupery



Creo que oficialmente puedo decir  que ya no soy una desempleada.
(Uno siempre mantiene los dedos cruzados dentro de los bolsillos. Nunca se sabe.)

Cada mañana al despertar mi estómago contiene madejas de hilos de nervios.
Con el pasar del día se van deshaciendo, pero soy aún como un gato en territorio nuevo.

Los humanoides. Qué raza increíble.
Entre nosotros y los animales no hay muchas diferencias. Aunque algunos digan que sí las hay, empezando por aquella de que nosotros sí estamos iluminados por la razón.

Un camino, cuando es nuevo, está lleno de sorpresas, de novedades, de olores nuevos, de incontables detalles. Nuestra cabeza tiene que ir archivando toda la nueva información. Los ojos se mantienen más abiertos, mirando de derecha a izquierda tratando de no perder nada.

Un lugar nuevo por habitar está lleno de lo desconocido. El lugar ES lo desconocido.
La gente que lo habita es extraña. Los recorridos son hostiles. Nos perdemos en ellos una y otra vez.

La inseguridad nos hace andar despacio, nos hace medir nuestros pasos, mientras memorizamos cada pequeña cosa que pueda servirnos de referencia. "Los otros" pasan con rapidez e indiferencia ante lo externo. Son los animales viejos. Los que ya se conocen los olores y el territorio lo tienen dominado.

(Básicamente no tenemos territorio aún. Somos como los gatos asustados que observan inmóviles desde debajo de la cama, esperando... esperando a que venga un tiempo propicio para -con fortaleza y valentía- ir a explorar y memorizar).

Hasta ir a por un vaso de agua representa una expedición.
Ser nuevos en el territorio es una marca que no puede maquillarse u ocultarse.
Todos miran. Todos saben. Ellos -los viejos- ya olvidaron cuando los nuevos fueron ellos.
Así sucede. Siempre.

Hay que armarse de paciencia y de fascinación. Además no estoy sola. Hay muchos nuevos junto a mi.
Hay que ponerse la mejor sonrisa para que el brillo produzca un halo amigable, que casi siempre genera amabilidad y solidaridad.

Disfruto el camino nuevo, el aprenderme los nuevos olores; marcar los atajos; aprenderme las puertas de cada cosa y el ala este y la oeste con sus laberintos iguales. Disfruto memorizar nombres, conocer gente, dejarme conocer. Disfruto esa leve sensación de forastera, las miradas tímidas cruzadas con disimulo contenido, las sonrisas. En este proceso nunca somos suficientemente viejos o jóvenes.

Cuando ya no me acuerde y sin haberme dado cuenta, estaré caminando con esa indiferencia y esa seguridad de quien no tiene que mirar alrededor, porque aún a oscuras, se conocería el camino.
Sin darme cuenta todos los rostros tendrán un nombre y una risa. Sin darme cuenta mi espacio tendrá cosas mías, fotos, cajas de té, piedritas, plantas. Sin darme cuenta,  todos comenzarán a llamarme por mi nombre y ya no seré la del grupo de los nuevos.

Entonces vendrán los nuevos nuevos; y la rueda volverá a girar.

1 comment:

  1. Sunshine!Te extrañaba, me puse a curiosear tu perfil buscando tu pisciano cumple y me encontré con esta belleza de blog hermoso! Estoy emocionada.
    Precioso escrito, Cate bellísima.
    Voy a leerlo y disfrutarlo con calma.

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